28 de gener 2007

Nada nuevo...


Ya suele pasar que con los temas mal cerrados éstos afloren una y otra vez a la superficie de nuestra cotidianidad. Si hace unos cuantos años Ramón abofeteó nuestra conciencia ciudadana con su peculiar forma de decirnos adiós ahora siguen apareciendo como cuentagotas casos y casos recordándonos que el tema no está ni mucho menos resuelto. Así lo hizo Jorge desde Valladolid, así lo solicita una mujer cuyo nombre no recuerdo que solicita le retiren el respirador que la mantiene viva de forma no deseada, así lo hizo un tetrapléjico italiano cuyo médico sacó pecho ofreciéndole una solución final. Pero parece que todos aquellos que dicen representarnos no están por la labor. Supongo que al final resultará que todo es el resultado de una negociación, puro mercadeo, y digo esto recordando aquella reunión que mantuvo nuestro Presidente con otro presidente, el de la conferencia episcopal, al principio de la legislatura en la que supongo se pactaron cuales serían las próximas evoluciones sociales que la Iglesia estaría dispuesta a soportar. Entre ellas las bodas entre personas del mismo sexo, algo que la Iglesia se apresuró a protestar con una fingida contundencia que sólo pareció durar unos cuantos meses. Supongo que en aquella reunión el clérigo de turno le pidió al Presidente que fuéramos por partes y que diéramos tiempo entre evolución y evolución y por eso el gobierno una y otra vez insiste en que el tema de la eutanasia ni siquiera se planteará en esta legislatura, alegando que hoy por hoy no existe una demanda social que justifique regularizar este tema. Tienen razón, menos mal de que no hay millones de personas que encontrándose en una situación límite pide a gritos y entre sollozos una ayuda para poner fin a sus días.
Pero, como siempre, los hay que ven el vaso medio lleno y los que lo ven medio vacío. Digo esto porque en el pasado mes de septiembre el Comité Consultivo de bioética que asesora a la Generalitat de Cataluña hizo público un informe en el que se dice que existe una aceptación mayoritaria acerca de la despenalización de la eutanasia por parte de la sociedad. Al final resultará que tendremos que dilucidar este tema mediante referéndum. Qué gracia. Fue entonces cuando la Consejera de Salud de la Generalitat dijo que sería interesante abordar la despenalización siempre y cuando se dieran las suficientes condiciones de "tranquilidad" a nivel político en España. Bueno bueno, esto sí que es bueno. Si debemos esperar a que la política del país se tranquilice creo que en este momento iríamos en carro de un sitio a otro y vestiríamos taparrabos. Todo esto me lleva a la sospecha de que estamos hablando de aquello que podríamos definir como "valentía política "y no de otra cosa, pero pienso y me convenzo de que la valentía política está condenada e íntimamente ligada por y al rédito electoral, es decir, por ahora deben haber más homosexuales con intenciones de contraer matrimonio que no necesitados de una muerte digna. Para acabar de redondear el tema a los pocos días aparecía la Consejera de Justicia de la Generalitat diciendo que la sociedad está lo suficientemente madura como para afrontar el debate aunque éste deba realizarse con tranquilidad, sin ningún caso detrás que influya en ese debate. Oportuna como siempre la señora Consejera, aunque cabe decirle que difícil será que no exista ningún caso que apremie hasta que no se resuelva el tema de una vez por todas. Al fin y al cabo España es un país en el que se realizan las mejoras empujadas por las correspondientes necesidades. No es el nuestro un país en el que sepamos adelantarnos a los acontecimientos así que esperando tranquilidad y la ausencia de necesitados van pasando los días y los años sin la solución.
Para acabar hacer una mención al último caso que ha vuelto a despertar el debate mal cerrado. El caso de una afectada por una ELA que anticipándose a problemas mayores ha decidido acabar con su vida. No sería éste un caso del todo representativo de lo que muchos entenderíamos como eutanasia. Éste ha sido un caso de suicidio que como todos sabemos no está penalizado en España. Aunque determinados miembros del DMD estuvieran presentes en los momentos finales de Madeleine parece ser que sólo se limitaron a acompañarla en su tramo final. Si algo podría, a nivel personal, censurar todo esto sería que luego, no sé quién, coja el caso, la noticia, y la publicite y la venda como espectáculo. Ya no está Madeleine para poderle preguntar si esa publicitación hubiese sido de su agrado pero personalmente considero que semejantes actos deberían ser estrictamente íntimos.

2 comentaris:

Amadeo Salgado ha dit...

Es un asunto muy complejo y lleno de matices. La eutanasia es complicada. ¿A que llamamos eutanasia? En mi humilde opinión cuando alguien en plenas facultades mentales ( corroboradas por psicólogos y psiquiatras) , siendo mayor de edad por supuesto y con trabas físicas que hacen muy díficil su vida decide que no quiere seguir viviendo. Si decide -obviamente tras un periodo prolongado de reflexión, - que desea poner fin a su vida creo que hay que respetar esa medida y facilitarle los medios para tal fin si esa persona no puede hacerlo ella misma. ¿ Es la eutanasia igual a suicidio? En absoluto. La eutanasia es ( o debería ser ) una decisión meditada, reflexionada profundamente por áquel que se va a someter a ella sin dejarse arrastrar por influencias externas. No influyen ( o no deberían ) como en el caso del suicidio depresiones, ansiedades, carencias afectivas y todo tipo de problemas psicológicos o psiquiatricos. Desde luego si el que solicita la eutanasia tuviera algunas de estas patologías ya estaríamos hablando de suicidio y habría que tratar de impedirlo, ya que nadie se suicida libremente, sino abatido por que no es capaz de vivir lo que le depara la vida. Aunque esté a favor de la eutanasia jamás, jamás, jamás se la recomendaría a nadie. Únicamente me parece una opción respetable. Y teniendo en cuenta todos los requisitos que se requieren, casos de eutanasia sólo podrían darse en contadísimas ocasiones. La enorme mayoría de personas qu podrían cumplirlos le darían un sí a la vida dando un ejemplo admirable de lucha y superación a toda la sociedad.

Joan Garrido ha dit...

En primer lugar quisiera agradecerte tu comentario, por ser el primero en molestarse a contestar los míos y en segundo lugar porque agradezco la coincidencia aunque ésta sea con matices. Básicamente coincidimos en el concepto aunque estableces unas condiciones que difícilmente pueden cuantificarse. Y como ejemplo entrecomillare una frase que recuerdo haber escrito en cualquier otro sitio que dice así: "sí para no ser consciente de la vida que llevo debo tomarme un kilo de antidepresivos quizás no vale la pena vivirla". Lo digo porque haces referencia a la depresión, que es algo incontrolable, a la ansiedad, que tampoco lo es, y sobre todo a la carencia afectiva que desde luego es algo en lo que difícilmente podemos interactuar. No podemos controlar que nos quieran o que no nos quieran, en todo caso tal vez sea todo lo contrario lo que nos mantenga anclados a la vida y que por amor seamos capaces de soportar determinadas condiciones físicas que con seguridad todos aceptaríamos como no aceptables.
Con todo esto quiero decir que poner condiciones siempre queda sujeto a las interpretaciones de quien deba controlar esas condiciones y ahí precisamente entraña el peligro ya que cada vez creo menos que haya alguien en el mundo capaz de ser lo suficientemente objetivo como para decidir lo que está bien y lo que está mal.
Por lo contrario coincido contigo en que nuestro mejor bien, nuestra propia vida, sí se merece la molestia de realizar unas voluntades anticipadas de cómo queremos gestionar determinados acontecimientos futuros. Lo hacemos con los bienes materiales mediante testamentos y sin embargo somos incapaces, la mayoría, de escribir en un papel como debe gestionarse nuestra salud e incluso nuestra muerte.