26 de gener 2007

Cambio climático

Cambio climático, sequía, agujero de la capa de ozono, efecto invernadero, deshielo polar, desertización, etc., esto es un ejemplo de toda una batería de buenas palabras que poco a poco vamos incluyendo en nuestros diccionarios particulares. Y es que llevamos unos cuantos años sometidos a una hipotética amenaza que tanto científicos como políticos articulan y que nos crean un intenso desasosiego cada vez que ejecutamos el simple gesto de accionar un pulsador eléctrico. Y por si no fuera poco con tanto comentario vemos por televisión como catastrofistas meteorólogos, para compensar su falta de eficacia, se erigen como monstruos de la comunicación leyéndonos a diario la cartilla de todo aquello que supuestamente no hacemos bien, a más a más de informarnos semanalmente del estado de los pantanos para atemorizarnos cada vez que abrimos un grifo.
La cuestión es que seguramente todos ellos tengan razón y el futuro no sea nada halagüeño climatológicamente hablando pero la pregunta sería: ¿qué culpa tenemos nosotros?, y cuando digo nosotros me refiero, como no, a todos aquellos que nos levantamos cada mañana para dirigirnos a nuestros trabajos y que el gasto energético más destacable que pueda extraerse de nuestras facturas pueda ser achacable a un frigorífico o al led rojo del televisor en estado de espera. Aún así, pese a esa desprestigiada falta de responsabilidad de un problema global, sustituimos bañeras por platos de duchas, sustituimos bombillas convencionales por otras de bajo consumo, abrimos nuestros refrigeradores no más de 10 segundos no sin antes realizar planificaciones mentales de aquello que queremos coger de su interior, y toda una serie de acciones que nos recomiendan para reducir a la mínima expresión nuestro gasto energético o nuestro gasto de recursos hídricos. Todo ello para ver como nuestra factura crece año tras año, algo inversamente proporcional al consumo que vamos reduciendo y directamente proporcional a los beneficios de todas las empresas energéticas (gas, electricidad, petróleo) que año tras año baten récords en sus cuentas anuales.
La cuestión es qué, despropósito tras despropósito, incluso aparecen alcaldes de ciudades importantes recomendándonos que cada vez que usemos el excusado evitemos tirar de la cadena y vayamos acumulando la mierda que vayamos generando mientras que ellos rieguen y rieguen sin parar fabulosos campos de golf en los que ir a jugar, se urbanicen litorales sin el más mínimo recurso hídrico, no penalicen prácticas industriales que malbaratan el medio ambiente de forma sistemática y que no condenen invasiones más o menos disfrazadas e ilegales de países subdesarrollados pero con fabulosas reservas petrolíferas.
Así que señores y señoras, aparte del disgusto supino de que pronto no podremos esquiar, se trata de que a partir de ahora pasemos frío en invierno, calor en verano, nos desplacemos a pie, en bicicleta o en burro, nos aseemos los sobacos con una esponja húmeda, nos alumbremos con velas, etc. etc. mientras que ellos, cabezas pensantes y gestoras del poder podrán ir a esquiar sin aglomeraciones, no tendrán que quitarse la americana ni la corbata en verano ni en el interior de sus coches oficiales etc. etc..
¡No tengo la culpa de nada!

2 comentaris:

Anònim ha dit...

Este mundo se acaba.

Anònim ha dit...

Iremos a otros planetas para seguir acabando con ellos.