26 de setembre 2010

Nostalgia o algo parecido

De un tiempo a esta parte empiezo a cuestionarme si estos ataques bastantes continuos de nostalgia son síntomas de algo. Dicen que cuando uno se abalanza peligrosamente hacia la muerte o hacia una situación que podría conllevarla, como lo puede ser un accidente, pasa, en fracciones de segundo, por su mente una película a cámara rápida de toda su vida. Puedo dar fe de que algo parecido sí sucede.



Foto: Fermuntanya.blogspot.com


Fue hace ya unos años, cuando tomando el camino de salida de Bruguera hacia el Coll de Jou , a pies del Taga en la comarca del Ripollés y mirando hacia las nubes mientras caminaba hacia atrás, me caí al vacío por un minúsculo puente sin barandillas. No podría decir con exactitud cuántos metros de desnivel había entre el punto de salida y el punto de caída pero sí recuerdo esa película acelerada para luego accionado el interruptor de apagado por el golpe poner la pantalla del televisor en negro. No fue un fundido, ni siquiera una transición, fue una desconexión total del sistema y apenas duró unos minutos mientras mi hermana Montse se encontraba en ese estado a medio camino de la risa más brutal por la situación cómica de la caída y del terror de las supuestas y previsibles consecuencias del incidente. Así que me desperté después de un corto pero indeterminado tiempo con mi hermana encima mío abofeteándome dulcemente la cara mientras repetía una y otra vez y con cierto desespero mi nombre. Aquel día volví porque tampoco había para tanto como para no volver y porque la mochila colgada de la espalda absorbió el impacto y el resultado fue una simple costilla rota y un pasajero dolor de cabeza que no impidió disfrutar del fin de semana que teníamos por delante. Hago recordatorio del episodio para corroborar la teoría de que ante nosotros se reproduce esa película acelerada.


Ahora, no sé por qué extraña razón, algunas veces provocada por el destino, por la casualidad o bien por este estrambótico invento del Facebook, aparecen de nuevo en mi vida gentes dignas de mención como si de una retrospectiva personal se tratara. No quiero decir con esto que me dé la sensación de estar cayendo de nuevo por un precipicio y que de nuevo se haya activado el botón del play del reproductor, pero si quisiéramos encontrar un significado esotérico quizás... ¿debería preocuparme por esta serie de mensajes subliminales?


Una vez alguien, cuyo nombre nunca pronunciamos, me dijo dos cosas que a tiempo pasado me parecen infames. La primera que tuviera paciencia ante su robo sistemático, continuado y traidor del tiempo de mis hijos y que nunca podré recuperar de ninguna de las formas. La segunda, en su característico tono melodramático que "empezamos a morir en el mismo momento en el que nacemos", y sí, como muchas otras de sus sentencias esta afirmación no deja de ser una auténtica perogrullada. Puestos a filosofar si abrazáramos la ideología budista podríamos consolarnos con que en cada minuto que nos acercamos a nuestra muerte nos acercamos a una nueva vida y que según esta misma ideología ésta estará acorde con los méritos con la vida vivida anterior, algo que en primera instancia debería de preocupar muy mucho a más de uno o una ya que su vida futura todo apunta a que cumplirá todos los requisitos para ser mucho más miserable que su vida actual.


Pero nos apartamos del tema ya que hoy quería hablar de la nostalgia o de alguna sensación parecida para la que ahora no encuentro calificativo y es que, de verdad, tendría que leer bastante más para poder tener más vocabulario.



¿Qué entiendo como nostalgia? Miro la imagen y me produce algo que identifico como eso, como esta especie de dolor interno de no poder almacenar para siempre en mí la sensación de que tu hijo te abraza y te necesita aunque sólo sea por la más básica de las supervivencias y que nosotros "sabiamente" etiquetamos como amor de él hacia nosotros. Posiblemente con la edad esa necesidad, tal vez con un poco de suerte incluso al margen de nuestros propios méritos, se convierta en amor o en cariño universalmente identificable. También sería nostalgia recordar con pena la salud perdida.


Pero volviendo a esa película que espontáneamente se está reproduciendo ante mis ojos del reencuentro "accidental" con importancias del pasado y justifico los temores de tan peculiar reproducción, aunque esta vez pausada, a cámara lenta, con la oportunidad de poder manifestarles la importancia de su existencia en mi vida y un "hola" y "hasta siempre". No es nostalgia dolorosa y que algún filósofo mediático se apresura a calificar como dañina o contraproducente, es satisfacción, reconocimiento e incluso orgullo tribal de haber pertenecido a un determinado colectivo que para nosotros tan beneficiosamente ha influido en nuestras vidas aunque el mérito de la elección no tenga un titular claro. Y sin lugar a dudas puedo afirmar que no es verdad que cualquier tiempo pasado fue mejor que el actual, independientemente de nuestras propias circunstancias, simplemente fue aquel momento irrepetible y que a veces tanto nos gusta recordar.

12 de setembre 2010

El Lluçanés

(La foto no es mía)

Hoy propongo desplazarnos hasta el punto más alto de la comarca del Lluçanés. Se trata del santuario Dels Munts, a unos 1000 m de altitud y atalaya perfecta para ver toda la línea del Pirineo al norte, el Pedraforca y la vertiente sur del Cadí mirando al oeste y con un poco de suerte y un día claro podríamos llegar a ver el macizo de Montserrat al sur.







No entiendo de estilos arquitectónicos en cuanto a monasterios o a santuarios se refiere, pero desconociendo el estado actual, hace unos años y adosada al santuario la rectoría se había acondicionado como restaurante. Mi buen amigo Jordi, que en el 2001 nos dejó, disfrutó de una buena comida en este singular paraje unas horas después de lo que para nosotros fue "la madre de todas las cacerías de bolets".