18 de desembre 2006

El libro

Después de tres años de trabajo diario puedo comunicaros con orgullo que al final ya pude imprimir mi nuevo libro. Gracias a la valiosa ayuda de mi amiga Cristina, que de nuevo ha vuelto a aparecer como un auténtico ángel de la guarda, hemos podido hacer una tirada corta por lo que sintiéndolo mucho la distribución masiva no va a ser posible.
Qué puedo decir de mi propia obra. Poco, la cuestión es que necesitaba realizar este ejercicio de liberación personal que dadas las circunstancias era la única forma de dejar constancia de muchas cosas que no quiero que caigan en el olvido y de muchas otras que quiero olvidar cuanto antes mejor, y sobre todo hacerlo antes de posibles desenlaces más o menos previsibles. El resultado no es la panacea de la perfección, tampoco sería mío si así lo fuera, pero lo que sí puedo decir es que lo he realizado con la mayor sinceridad que me ha sido posible y, también, esforzándome mucho en que el resultado final fuera lo más justo, lo más objetivo posible. Aunque el título así lo califica no es sólo un libro de reproches, que los hay, y muchos, sino que también es un libro de amor, una ficción literaria como obligadamente debo reconocer que graciosamente muestra extraordinarias coincidencias con la realidad que me rodea a diario. Es, por decirlo de una manera, parte de mi propio testamento ideológico que con cierta temeridad oso a dejar por escrito para al escarnio de algunos y regocijo de otros. Como dicen algunos, en algunas partes del libro llego a desnudarme de tal manera que puede resultar incluso contraproducente. Sea como sea la cuestión es que para mí éste es un motivo de alegría en unos momentos en los que me atacan otros males mucho peores que la incomprensión o el rechazo hacia mis manifestaciones en el libro así que la alegría que me aporta este hecho no he podido retenerla y así os lo hago saber.

Perdonar que en este apunte haya ejercido la pedantería pero es que quería hacer partícipe a todo aquel que esto lea de la satisfacción que me produce estar orgulloso de esta noticia, como también lo estoy de la mayoría de las cosas que me rodean.

13 de desembre 2006

Reconozco que lo que más me cuesta es poner títulos, así que he decidido no poner ninguno. Nos despedimos con disimulada alegría de otro dictador con la pena añadida de no poderlo haber visto nunca delante de un tribunal que pudiera juzgarlo. Se va riéndose del pueblo al que traicionó, asesinó, torturó, sometió y robó, y riéndose del mundo entero por haber salido indemne de todas sus fechorías, pero se va. Alguien tendría que comprobar que realmente lo que está dentro de la caja es el cuerpo sin vida del dictador ya que en estos últimos años han burlado a la justicia con una mentira tras otra sobre la salud y el estado de competencia del general. Como dirían algunos, desde que tengo "uso de razón" recuerdo la oscura figura de este personaje en los medios de comunicación. Cuando cometió su golpe de Estado yo sólo tenía doce años pero pusimos el nombre de uno de sus más ilustres torturados (Víctor Jara) a una ínfima asociación de amigos que nosotros mismos creamos, como de la misma forma recuerdo a mi compañero Carles ondeando la bandera chilena en la manifestación del 11 de septiembre de 1976 por las calles de Barcelona sin que muchos pudieran entender el porqué. Estamos en ese punto de sentimiento ambivalente en el que la corrección nos obliga a lamentar la muerte de cualquier ser humano mientras que, por otro lado, nos alegra perder de vista a semejante elemento para luego entristecernos pensando que semejantes asesinos puedan permitirse el lujo de llegar hasta la edad de 91 años impunes de todos sus delitos y como dicen los analistas en una cama de hospital rodeado de los suyos, todo lo contrario que sus más de 3000 víctimas que murieron de pie o de formas inconcebibles que me resisto una y otra vez a imaginar.
Así que para ilustrar este comentario adjunto la fotografía del general rodeado de su más estrecho club de fans pero celebrando con exquisito talante el éxito de su poder, del poder que les otorgan las armas pagadas con los impuestos del pueblo al que con gran efectividad y durante 17 años sometieron. Una de las características comunes de las dictaduras no son los desajustes en su más o menos larga duración sino los desajustes, las carencias y otras anormalidades que durante años y años arrastrarán tanto el país como el pueblo sometido con sus ilegales excesos.

05 de desembre 2006

Acto heroico

Llevo días dándole vueltas al mismo asunto y éste no es otro que el de intentar entender las palabras del "amigo" que en su furibundo empeño de justificar lo injustificable definió ciertas actuaciones como "acto heroico". Lo busqué en el Diccionario de la Real Academia Española de la lengua pero como frase o como conjunto de palabras que forman estos dos entrecomilladas no he encontrado una definición clara de este adjetivo calificativo. Incluso he pretendido ilustrar este apunte con una imagen emblemática de cualquier acto heroico buscando en Google escribiendo exactamente la unión del nombre con su adjetivo y como resultado he obtenido a una supuesta ama de casa enarbolando una bandera, que más que bandera parece la alfombra de su sala de estar. Así que se perpetúa la frustración de descubrir que el Diccionario de la Real Academia no tiene respuestas para todo por lo que deberemos recurrir al ideario personal.
Querido amigo, yo entiendo como acto heroico todo aquel en el que uno, en beneficio del acto, pone en peligro su propia integridad ya sea física o moral y como comprenderás aquello a lo que tú te referías nada, pero nada, tiene que ver con lo que tú intentabas convencerme. No entraré en más detalles sobre este caso en concreto, querido amigo, para no aburrir a todos los demás que puedan leer esto. Así que con esta premisa cierro los ojos e imagino ejemplos de lo que podría considerarse "acto heroico " y a continuación te enumero algunos que mi limitada imaginación ha sido capaz de entender como tal.
Acto heroico es aquel que empuja a un padre ceder un riñón a un hijo o a un hijo ceder un riñón a un padre para qué su salud se pueda mantener en unos límites razonables. Acto heroico lo fue el de aquellos dos rusos que liberaron un conducto de refrigeración de la central nuclear de Chernobil evitando así un desastre de superior magnitud al que ya fue aún a sabiendas de que jamás regresarían de su misión. Acto heroico es desconectar de un respirador a un ser querido que previamente así lo había solicitado a pesar de la posibilidad que todo el peso de la justicia arremeta contra él. Acto heroico es sobrevivir pese a unas condiciones deplorables de vida por amor. Y así podría seguir llenando páginas y páginas de ejemplos de lo que yo entiendo como "actos heroicos" y que, y perdóname de nuevo, nada, insisto, nada tienen que ver a con lo que tú entiendes como acto heroico.
Así que mediante estas líneas te solicito revises con urgencia tu ideario ya que me llena de desconsuelo tener conocimiento de la miserabilidad de tu conciencia a la que nunca puse en cuestión durante todos estos años. ¿Recuerdas?, te hablé de decepción, y "decepción" si que está definida en mi queridísimo Diccionario de la Real Academia: "pesar causado por un desengaño".No tengo otra palabra.