22 de febrer 2007

Siempre Estaremos Apretando Tornillos

Vuelve a salir en los medios de comunicación una noticia relacionada con la mítica empresa nacional de fabricación de automóviles. El motivo era esta vez que la dirección de la empresa se plantea detener la producción durante el plazo de una semana argumentando unos motivos de exceso de stock, es decir, tenía fabricados más coches de los que en un principio calculaba vender. En todos los años que allí trabaje siempre entendí, y siempre a nivel interno nos hicieron ver, que precisamente una de las fábricas más modernas de toda Europa fabricaba exclusivamente bajo pedido, es decir, sólo fabricaba aquel coche que había sido solicitado desde un concesionario, por lo que la posibilidad de que se creara un stock sólo era posible en el caso de que el comprador en el último momento declinara la adquisición del vehículo por la causa que fuera. ¿Estamos otra vez ante un caso de manipulación informativa pero no originada por el medio, sino por el mismo protagonista de la noticia?
Tal vez sea momento de hacer un poco de historia tomando como referente esta marca. Lo digo porque el monstruo de la comunicación que dirige y protagoniza con soberbia maestría las mañanas del canal público de Cataluña insinuó en voz alta que quizás ya fuera hora de que no nos tuviéramos que hacer cargo entre todos de las penalidades de esta empresa automovilística. Quiero decir que insinuaba que mediante los impuestos de todos limpiamos las cuentas de esta multinacional que pese a tener nombre e historia nacional está dirigida desde Alemania. Quizás más tarde tengamos que volver a nombrar este maravilloso país para poder entender un poco todo lo demás.
Empezaremos por 1981 que quizás fue el año que marcó realmente la crisis más importante de esta empresa. Por aquellos entonces los últimos años del gobierno centrista de Adolfo Suárez marcaban la actualidad política y se vivía en el país una especie de pseudo revolución industrial aparcada durante muchas décadas por la dictadura franquista. Era aquel el momento de que la economía se recolocara en los sitios y momentos correspondientes a la época que se vivían en el resto del mundo. Nos preparábamos para competir en un mercado europeo e internacional sin las tutelas ni el patrocinio del régimen. La marca italiana Fiat debió de verse el percal y hasta cierto punto traicionó a casi 30.000 ciudadanos españoles que dependían tecnológicamente de ellos. La dependencia era tal que de la noche a la mañana los que Siempre Estarán Apretando Tornillos se quedaron sin la licencia de fabricación de casi todos sus modelos exceptuando un solo motor de 903 cm³ y poca cosa más. Fue entonces cuando la órbita alemana empezó a planear sobre la Zona Franca de Barcelona y tres diminutos talleres de las instalaciones de la empresa en Martorell. La crisis se saldó con inversiones multimillonarias en el desarrollo del modelo que hizo remontar la marca algunos pocos años después y también con jubilaciones anticipadas, bajas incentivadas, congelaciones salariales, etc. etc., todo ello sin olvidar el verano de 1981 en el que la mayoría de los que allí trabajábamos tuvimos siempre la sensación que a la vuelta de vacaciones nos encontraríamos las puertas de la fábrica cerradas para siempre. No muchos meses más tarde y bajo del auspicio del gobierno socialista se vendieron la mayor parte del accionariado de la empresa a la multinacional alemana VW con un pliego de condiciones que a mi modesto parecer nunca acabaron por cumplirse. Entre ellas, entre una esas condiciones, figuraba la de que la empresa siempre estaría presidida por alguien de nacionalidad española cosa que sí que se cumplió algunos años pero que luego nunca más ha vuelto a repetirse esa circunstancia. Lo que ahora nos da por llamar OPA fue entonces como una especie de venta rebajada con la obsesiva idea de quitarse un problema de encima por parte del gobierno español. La gente de a pie nunca sabremos el coste total de aquella operación empresarial.
Durante unos años la empresa navego lejos de los números rojos hasta llegar a los primeros años de la década de los 90, en concreto el año 1993, donde la noticia asaltó los medios de comunicación y desde Alemania se llegaba a afirmar que la empresa española tenía unas pérdidas de más de 130.000 millones de Ptas. ¡Una auténtica barbaridad! Fue aquel notición la excusa perfecta para descapitalizar del todo la empresa y sus accesorios, hasta el punto que se vendió todo aquello que no fuera estrictamente necesario para la fabricación de coches. La cuestión es que, curiosidades al margen, coincidían aquellos años con el declive de un gobierno socialista mucho más preocupado por sus escándalos internos que por cualquier otra cosa. En mi opinión aquella situación fue aprovechada por los dirigentes alemanes que aprovechándose de la coyuntura política española apretó el gaznate del gobernante con la clara intención de enjuagar las cuentas propias, las del grupo alemán y su grupo de empresas en Alemania, amenazando con cierres y posibles recortes de diferentes magnitudes. Lo que no se dijo nunca y que casi todos sabíamos era que se había fabricado en tiempo récord la fábrica más moderna de Europa en cuanto a fabricación de automóviles se refería y que por cierto en su construcción prácticamente no se empleo ni mano de obra ni material nacional, es decir, hasta el más simple tornillo empleado en el montaje de aquella fábrica tuvo que ser importado por decisión de VW. El gobierno que por aquel entonces no quería añadir a su larga lista de problemas la crisis del fabricante de automóviles decidió otorgar una serie de ayudas económicas a fin de paliar aquel problema. También se comprometió a aportar más de 40.000 millones de pesetas de ayudas a investigación y desarrollo el gobierno autonómico por aquel entonces presidido por el máximo líder convergente, pero esas ayudas prometidas nunca llegaron a materializarse por parte del gobierno de la Generalitat. Aquellos tiempos fueron duros, tanto que incluso se le permitió al "mesías" de la productividad industrial, el vasco Súper López, llevar a cabo sus paranoias industriales de las que de alguna manera todos somos víctimas. La suya era, según él mismo definía, como actos visionarios sobre un nuevo futuro que debía de marcar un antes y un después sobre la rentabilidad de cualquier empresa de automoción. ¡Menuda misión divina!
Pueda parecer coincidencia y personalmente he creído que la casualidad en estos temas no existe pero la cuestión es que cada cambio de gobierno, cada cambio de orientación política es aprovechada sistemáticamente por la multinacional alemana que aprovecha las circunstancias para lanzar múltiples amenazas de cierre o crisis para conseguir réditos por parte del gobernante ya sea del Estado o autonómico. Así fue con el anterior gobierno autonómico o tripartito, que legitimó el despido más o menos argumentado de más de 600 empleados de la empresa y como pretenderá conseguir próximamente algún expediente de regulación de empleo más o menos justificado con las últimas amenazas de crisis.
La cuestión es que los números cantan incluso para los que no entendemos de matemáticas. De una empresa que en su día alcanzó los 34.000 empleados sólo queda otra con no muchos más de 15.000 aunque con incrementos de producción año tras año. De una empresa que motorizó todo el parque automovilístico del país hemos pasado a otra que por la verbigracia de VW se dedica a fabricar coches deportivos, de gama alta y de elevados precios, una decisión industrial absolutamente desacertada tanto como el diseño de algún modelo en concreto que apenas ha tenido la más mínima penetración y aceptación industrial y comercial. Así que como siempre, el trabajador de esta empresa debe pagar de alguna manera el momento político nacional, debe enjuagar las cuentas más o menos rojas de la propietaria actual de la marca, como debe también hacerse cargo de decisiones industriales absolutamente desacertadas. Quiero decir con esto que al final el esfuerzo siempre lo han realizado los mismos, los trabajadores de la empresa sobre la que giran otros cientos de empresas que abastecen la fabricación de sus modelos. No estamos hablando solamente de 15.000 personas si no que quizás hablamos de cientos de miles que sostienen la respiración cada vez que al gigante alemán se le ocurre estornudar y al que con condescendencia los gobiernos le prestan tantos pañuelos como requiera.

12 de febrer 2007

Montse

Estimada Montse, ja només queda un any per a commemorar els 20 que et vas anar. Moltes coses han canviat des d'aquell fatídic dia. Cinc mesos després de la teva mort va néixer el primer dels meus fills, Miquel, que per casualitat llueix en el seu nom les mateixes inicials que tu. Després, quatre anys mes tard va néixer Aina, una princesa enrojolada, bona, gairebé perfecta, que cada dia s'assembla físicament més a tu encara que de vegades crec que això a ningú sembla agradar-li. Quant al caràcter també té el mateix punt de rebel·lia que tu vas haver d'aprendre amb els anys, encara que també haig de dir-te que he acabat sent jo l'immòbil blanc de les seves ires de les quals em resisteixo una i una altra vegada a erigir-la com responsable. És tan bona que per no trair el seu instint més bàsic intenta acontentar a la inacontentable de la seva mare encara que sigui sacrificant la possibilitat de sentir l'amor que sento per ella. Ostres, tens raó, et conto coses com si sabessis tot el que ha passat.
No vull estendre'm però tal vegada mereixis una mínima explicació. Recordes aquella amb qui em vaig casar? Doncs així em vaig mantenir 15 anys encara que al final va resultar ser algú ressentit i amargat, obsessionada per infringir-me el major dany possible fins al punt de robar-me allò que més vull. Què curiós, amb el temps he descobert que va ser a tu a una de les poques persones a qui sempre li va tenir por, i dic por per no confondre-ho amb respecte que gens té què veure una cosa amb l'altra encara que al final acabi semblant el mateix. Qui sap, tal vegada es va alliberar del temor el dia de la teva mort. No sembla que el seu odi acabi mai per consumir-la encara que tampoc ho desitjo, ja que quant millor estigui ella millor estaran els meus fills.
En una foto teva que tinc enfront de mi em demanes que sigui feliç. Sí, és la mateixa en la qual amb el teu puny i lletra em dius que m'estimes. Jo també t'estimo, i no saps fins quin punt, fins quin punt t'estimo i fins quin punt et trobo a faltar. Sóc, malgrat tot, més conscient del que mai ho vaig ser de la meva felicitat que encara que de sobres és sabut que mai és un estat continu es confon felicitat amb una sèrie de sensacions que manté l'ànim en un bon estat. Què més dóna si al final el que importa és la tranquil·litat de la consciència de cadascun i d'això sí puc assegurar-te que gaudeixo de bona salut.
Dels nostres pares de moment no vull parlar perquè no tinc moltes ganes que em renyeixis ni tampoc cap que irremeiablement hagis de censurar el seu comportament. Diguem que el que per a mi respecta més del mateix de tots els anys de la meva vida, i de la nostra germana dir-te que amb algun que un altre sobresalt devora la seva vida i la seva bona sort amb la destresa que sempre la caracteritza.
Finalment voldria dir-te que ara comparteixo la meva vida i molts altres inconvenients amb un àngel al que vaig conèixer farà aviat set anys. Conviure amb ella aquest temps ha justificat àmpliament el meu pas per la vida.
Acabo ja, només volia parlar amb tu després de tant temps, encara que només fos per a dir-te i que sàpigues el molt que t'estranyo i el molt que et recordo. Fins aviat.

08 de febrer 2007

OPA voy a hacer un corral...

Calvo Sotelo pronunció en 1936 la frase "antes roja que rota". Parece que las cosas tampoco han cambiado tanto desde entonces, simplemente hay que sustituir los adjetivos por otros cuyas palabras primitivas bautizan naciones. Así deben pensar los máximos responsables de la eléctrica cuyo nombre empieza por "En" y acaba por "sa" que sustituyendo adjetivos se les erecta la cresta gallita y pronuncian: "antes alemana que catalana". Es así pues que la Legión Cóndor sobrevuela de nuevo las Españas pero esta vez dispuestos a quedarse con una empresa energética de primer orden. Lo curioso es que creo recordar que la eléctrica que empieza por "En" fue durante décadas una empresa estatal que en su día, y no hace tantos años, se privatizó y que actualmente reparte energía en zonas muy concretas del país de forma casi monopolística así que ni siquiera, "los rotos", podemos renunciar a sus servicios como castigo a sus malas prácticas, o mejor dicho, a sus preferencias nacionalistas. Ni siquiera el Gobierno Central ha considerado hacer uso de su opción a la "acción de oro" que en su día se articuló en la privatización para poder decir la última palabra sobre cualquier cuestión en la gestión de la empresa. Supongo que pensaran que no será "políticamente correcto" en un mundo tan globalizado como en el que pretendemos estar. Y es que los españoles ya tenemos estas cosas; queremos ser ejemplo de todo y para todos por el latente temor a hacer el ridículo allende nuestras fronteras. Otra curiosidad es que la eléctrica, como otras empresas de energía en el país, recibe ayudas económicas del gobierno para compensar la "supuesta" diferencia entre lo que cuesta generar energía y lo que pagamos los consumidores. Sea por esta razón o por cualquier otra la cuestión es que tanto "En..." como el resto de empresas energéticas año tras año superan sus propios récords en cuanto a beneficios y esto es algo que todavía me sorprende más, hasta el punto de la perplejidad, por saber de las argumentaciones del pasado que justificaban tal privatización (la verdad es que casi todas las empresas privatizadas obtienen excelentes beneficios anuales). Aunque él tema para el ciudadano de a pie pueda resultar menor la cuestión es que algo tan delicado como es el suministro energético, algo fundamental actualmente pero especialmente en el futuro, quede en manos de una multinacional de titularidad extranjera que ante todo siempre querrá entender sobre números y resultados y no de cuestiones patrióticas. Al final alguien se enfadará y acabará por subirnos el recibo de la luz tanto como quiera para enjuagar su enfado y acabaremos, como siempre, pagando los mismos.