29 d’agost 2008

V


Difíciles tiempos los que corren. Todavía inmersos en la resaca olímpica parecen haberse despertado todos los fantasmas que dormitaban en esa ficticia tregua. La crisis amenaza nuestros bolsillos, el gobierno central incumple sus propias leyes y pasa de cada uno de sus compromisos, y para acabar Rusia nos amenaza con el regreso de la guerra fría e incluso de alguna que otra caliente. Como suelen decir las desgracias nunca vienen solas. El otro día hice mi personal reposición cinematográfica y me tragué de un solo tirón la película "V de Vendetta". La verdad es que los diálogos no tienen desperdicio y una tras otra se adivinan consignas anarquistas de contundente certeza y belleza. El cómic original nació bajo el paraguas de los años de gobierno conservador de la primera ministra británica Margaret Thatcher y sus autores dibujaban un mundo oscuro sometido a la oligarquía del poder y a la falta de libertades personales y a la proclamación indiscriminada del pensamiento único. Curioso que los críticos tengan que recurrir a un género menor, para algunos, como lo pueda ser el cómic para criticar veladamente determinadas situaciones. Han pasado una veintena de años y a veces da la sensación de que pocas cosas han cambiado. De la película he retenido muchas frases que estoy intentando recopilar remirándola minuto a minuto para anotar cada una de ellas, y de entre ellas hoy destacaré ésta, muy oportuna con la amenaza que nos cierne.

"Hay, claro está, personas que no quieren que hablemos. Sospecho que en este momento, están dando órdenes por teléfono y que hombres armados ya vienen de camino. ¿Por qué? Porque mientras que pueda utilizarse la fuerza ¿para qué el diálogo?"

Habrá que recordar a quien corresponda que cada bala disparada, que cada porrazo gubernamental es un fracaso de toda la clase política.

23 d’agost 2008

SMS

No puedo resistirme a realizar un comentario sobre la nueva forma de comunicación que supone el envío de un SMS a través de nuestro teléfono móvil. Solo hace poco más de una década que disponemos de tan fabuloso invento y habrá muchos que se pregunten cómo podíamos vivir sin semejante artilugio, y la verdad es que no hay porque resistirse a determinadas cosas que nos hacen la vida más cómoda. Pero hoy quiero centrarme más en una de las aplicaciones que nos proporciona el teléfono móvil. Los mensajes de texto lanzados a las ondas, muchas veces de forma indiscriminada, nos concede ese plus de anonimato e impersonalidad que en la mayoría de las veces mitigan nuestras propias carencias de valentía. Ahora ya no es necesario provocar un encuentro personal y en directo para repartir tantas buenas como malas noticias o para desear días felices. Solo basta escribir más o menos cortos formulismos y enviarlos en tiempo real por las ondas a sus destinatarios, y en el mejor de los casos, recibir a través del mismo medio una más o menos deseada respuesta. Así nos ahorramos florituras, expresiones faciales y la incomodidad de compartir espacio vital con nuestros semejantes. Ahora podemos cortar relaciones de la forma más aséptica imaginable sin necesidad de realizar largas justificaciones o desear unas estupendas y felices Navidades sin necesidad de extendernos en el conocimiento de las penas y glorias de nuestros invisibles interlocutores. Algo parecido a los e–mails pero mucho más escuetos y fáciles de elaborar.

05 d’agost 2008

Una de política

En el día de mi 47 aniversario no se me ocurre otra brillante cosa que volver a hablar de política. Presiento como la clase política está de vacaciones algo que para ellos debe ser del todo necesario, agotados por su supremo esfuerzo de dedicar sus brillantes vidas en pro del bienestar de sus semejantes, o no, del pueblo que les otorga la razón de su existencia. Para nosotros, de alguna forma, también son necesarias esas vacaciones y poder descansar de su constante presencia en los medios. Es quizás momento de reflexionar y volver a incidir en un tema todavía no resuelto y que parece no querer resolverse jamás. Pasan los años, pasan las décadas y contemplamos como las caras pese al paso del tiempo siguen siendo las mismas. Debe ser que han alcanzado tal grado de especialización que la mayoría no sabría hacer otra cosa que dedicarse a la política. Y mientras que no se modifique la ley electoral y que permita al ciudadano poder borrar de esas listas, hasta ahora cerradas, determinados nombres que los partidos políticos insisten en camuflar entre tanto nombre desconocido no habrá manera de "jubilar" a determinados jurásicos políticos que legislatura tras legislatura se aposentan en relucientes poltronas. Sin más mérito que muchos otros impiden rejuvenecer esa clase política que según mi parecer tanto lo necesita. Además sigue siendo preocupante que nuestro ejercicio del voto deba hacerse totalmente a ciegas depositando todas nuestras esperanzas en unas siglas que en la mayoría de las casos ha abandonado aquel ideario hipotético que representan, es decir, votamos a una serie de personas que para la mayoría son auténticos desconocidos exceptuando, por así decirlo, a los cabezas de lista. Y por último insistir en que el voto en blanco tenga también su representación en el hemiciclo de la Cámara de representantes a modo de escaños vacíos ya que ése es realmente el significado de ese voto. En fin, como diríamos aquí, en Catalunya, soy un poco "sommiatruitas", y es que parece que ni con la edad aprendo.