08 de febrer 2007

OPA voy a hacer un corral...

Calvo Sotelo pronunció en 1936 la frase "antes roja que rota". Parece que las cosas tampoco han cambiado tanto desde entonces, simplemente hay que sustituir los adjetivos por otros cuyas palabras primitivas bautizan naciones. Así deben pensar los máximos responsables de la eléctrica cuyo nombre empieza por "En" y acaba por "sa" que sustituyendo adjetivos se les erecta la cresta gallita y pronuncian: "antes alemana que catalana". Es así pues que la Legión Cóndor sobrevuela de nuevo las Españas pero esta vez dispuestos a quedarse con una empresa energética de primer orden. Lo curioso es que creo recordar que la eléctrica que empieza por "En" fue durante décadas una empresa estatal que en su día, y no hace tantos años, se privatizó y que actualmente reparte energía en zonas muy concretas del país de forma casi monopolística así que ni siquiera, "los rotos", podemos renunciar a sus servicios como castigo a sus malas prácticas, o mejor dicho, a sus preferencias nacionalistas. Ni siquiera el Gobierno Central ha considerado hacer uso de su opción a la "acción de oro" que en su día se articuló en la privatización para poder decir la última palabra sobre cualquier cuestión en la gestión de la empresa. Supongo que pensaran que no será "políticamente correcto" en un mundo tan globalizado como en el que pretendemos estar. Y es que los españoles ya tenemos estas cosas; queremos ser ejemplo de todo y para todos por el latente temor a hacer el ridículo allende nuestras fronteras. Otra curiosidad es que la eléctrica, como otras empresas de energía en el país, recibe ayudas económicas del gobierno para compensar la "supuesta" diferencia entre lo que cuesta generar energía y lo que pagamos los consumidores. Sea por esta razón o por cualquier otra la cuestión es que tanto "En..." como el resto de empresas energéticas año tras año superan sus propios récords en cuanto a beneficios y esto es algo que todavía me sorprende más, hasta el punto de la perplejidad, por saber de las argumentaciones del pasado que justificaban tal privatización (la verdad es que casi todas las empresas privatizadas obtienen excelentes beneficios anuales). Aunque él tema para el ciudadano de a pie pueda resultar menor la cuestión es que algo tan delicado como es el suministro energético, algo fundamental actualmente pero especialmente en el futuro, quede en manos de una multinacional de titularidad extranjera que ante todo siempre querrá entender sobre números y resultados y no de cuestiones patrióticas. Al final alguien se enfadará y acabará por subirnos el recibo de la luz tanto como quiera para enjuagar su enfado y acabaremos, como siempre, pagando los mismos.