27 de novembre 2009

Opinión

Creo tener fundadas sospechas de que no quieren que el debate político esté al alcance de la mayoría de los mortales, pero creo que a estas alturas ya tenemos suficientes ingredientes como para formar una opinión propia.
Llevamos tres años con la amenaza de que un tribunal, cuestionado por gente de sabiduría contrastaba, por la influencia política de los partidos dicte sentencia en contra de lo que un pueblo mediante referéndum ha decidido. Es curioso que uno de los primeros artículos de la constitución a la que tanto se apela diga que... "el poder emana del pueblo..." y que después se vilipendíe su decisión democrática y legal. De coger al pie de la letra ese artículo lo primero que debería ser inconstitucional sería que un tribunal elegido por los partidos políticos y por los propios intereses de esos partidos y caducado según la norma legal que lo rige pudiera decir que aquello que ha decidido el pueblo no es correcto. Seguidamente habría que disolver el Parlament de Catalunya, las Cortes y el Senado por incompetentes si este tribunal acordara que una ley o un estatuto redactado por ellos y refrendado por el pueblo incumple la norma máxima. Es decir si más de 400 representantes, supuestamente sobradamente preparados para representar al pueblo, han sido incapaces de desarrollar una norma dentro del límite constitucional más vale que se vayan a tomar por... y dedicarse a la cría del percebe. Pero en fin, el trasfondo siempre es el mismo, como siempre la discusión gira en torno a lo mismo; Catalunya, sí, sin la eñe de España. Antes de seguir hay que recordar que todo este desaguisado lo ha montado el PARTIDO POPULAR, por si alguien se olvida de quien origina y ha originado todo el problema. Estos "patriotas" de sus propios intereses y de sus propias cuentas corrientes, que por cierto la inmensa mayoría de estos votaron en contra de esta constitución a la que ahora parecen amar con tanta pasión, no han entendido que, seguramente, a la mayoría de los catalanes no nos importaría seguir siendo parte del estado siempre y cuando se nos respeten nuestras particulares manías que incluso, algunas de ellas, benefician al resto como el rigor y la seriedad (y otro montón de defectos que cada vez son más imitados por los demás). Y ya que nos llenamos y se llenan tanto la boca con la constitución habría que recordar que esa norma tiene ya 30 años sin sufrir ningún tipo de revisión, y lo digo pensando en que se redactó un par de años después de la muerte del dictador con la observancia de todo el poder fáctico pululando por las cabezas de todos aquellos que escribían artículo a artículo y que visto lo visto parece no tener, la constitución, la cintura suficiente como para admitir la evolución del pensamiento y de las circunstancias reales de la sociedad que la rige. Pero reconozco que esa es una visión muy personal y seguramente interesada, aunque nada diferente al resto que opina sobre este tema.
Y aparte de esto poco más que decir ya que por lo visto no nos dejarán ni sentirnos nación ni dejar que hablemos y nos hablen en catalán. Curioso es que el dictador no consiguió acabar con ambos sentimientos y que ahora el PP que representa la España más rancia imaginable amenaza a todos los sentimientos de un pueblo. Lo curioso también es que este partido en Catalunya no deja de ser una fuerza minoritaria, que da mucho por culo, sí, pero minoritaria y alguien debería encargarse de recordarnos el "gran servicio" de este partido político a los catalanes cada vez que se nos convoque a las urnas para que lo siga siendo, y a poder ser cada vez más insignificante.
Así que a la vista de cómo se plantea lo que queda por venir sólo dejan una alternativa.

El orden social más primario, más simple, más de andar por casa nos enseña que debes ausentarte de una fiesta o de un lugar en el que la mayoría de los otros asistentes te hace el vacío o te demuestra claramente que no eres bienvenido, o lo peor, que no eres aceptado tal como eres. Sería como vivir en una comunidad de vecinos en la que el resto te hacen la vida imposible o se aprovecha de ti sin motivo aparente solamente por el oscuro deseo de amargarte la vida o de provocarte la mayor infelicidad posible. Justamente a eso, en otros foros, se le llama mobbing. También sería parecido al caso de una clase en cualquier instituto de secundaria donde al "raro" de los alumnos se le hacen toda clase de perrerías o desaires simplemente por ser diferente. Eso también tiene su nombre específico y es bullyng. Pero incluso esta especie de relación que mantiene gran parte de las Españas hacia Catalunya y sus habitantes me atrevería a decir que presenta cierta dosis de xenofobia, y para acabar de certificar esta afirmación sólo hace falta leerse la escueta definición de esa palabra en el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española. Pero claro está, siempre habrá alguien de cualquier color político que diga que esto es el típico victimismo catalán que justifica sus propias carencias con un supuesto maltrato por parte de Madrid. Sería bueno realizar una encuesta en todo el estado para derribar el mito de que esta animadversión sólo viene del centro de la península.
Así que si tanto empujan al final lo mejor es marcharse, pero lo curioso es que parece que no se contentarían, de ninguna de las maneras, con verte marchar y ni siquiera serían felices excluyéndote del todo, es decir, que quieren tenerte dentro y jodido. Y gran parte de culpa de esta situación la vuelve a tener el Partido Popular que en el resto de las Españas consiguen de forma real réditos electorales vilipendiando y machacando a Catalunya. Tan es así que incluso la progresía socialista española constantemente cae en la tentación de imitar el modelo. Como diría Buenafuente ese es el "recurso fácil" aunque patético. Sinceramente pienso que cada mueca, cada gesto de esta naturaleza hace aumentar exponencialmente el número de soberanistas o independentistas dentro de Catalunya así que el resultado final es y será incierto y preocupante.
Porque ahora entraremos en el concepto de democracia. No es la primera vez que apelo a la poca generosidad de la democracia que aunque reconociendo que hoy por hoy es el mejor sistema político del que podemos disfrutar, que incluso nos brinda la libertad de poder decir esto o cualquier otra cosa, me imagino siempre a la minoría machacada por la mayoría a la cual la democracia le concede la razón de que las cosas sean de una forma o de otra. Pero... ¿qué democracia tenemos que teme preguntar, o que prohíbe preguntar? Y lo digo porque incluso hay quien ya insinúa sacar los tanques a la calle porque en una pequeña población del Maresme se efectuó un referéndum de iniciativa popular preguntando independencia sí o independencia no. España se rompe, dicen algunos, y lo dicen tanto los de izquierda como los de derecha, es decir, aquí no hay ideologías cuando se trata de defender la unidad de España y el grito es unánime... ¿unánime? No del todo. Parece que como en los comics de Asterix, un pequeño pueblo de cabezones y tercos irreductibles se resiste al dominio romano.
¿La unidad de España? Constantemente y sobre todo la progresía española nos invita una y otra vez a mirar hacia adelante y no caer en la tentación de pensar en el pasado que precisamente, según ellos, es pasado y que por lo tanto cuanto antes lo olvidemos más podremos avanzar. Y generalmente lo dicen porque la catalanidad no para de recordar que somos desde hace 300 años un pueblo conquistado militarmente y posteriormente desmembrado, inclusive regalando un trozo a Francia a cambio de un tiempo de paz.
Pero no puedo dejar de mirar la historia y la interpretación de la misma por parte de la mayoría de las fuerzas políticas de ámbito estatal. Tanto la derecha más casposa como la progresía más autoentusiasta celebraron acontecimientos cercanos y no tan cercanos como la caída del muro de Berlín y la posterior unificación de las dos Alemanias, así como la desmembración de la URSS, como la desmembración sangrante de la antigua Yugoslavia, como la división de la antigua Checoslovaquia, como la más reciente declaración unilateral de independencia de Kosovo (aunque oficialmente se retiraran las tropas de apoyo por si alguien podría sentirse ofendido o entusiasta en nuestro país). Tanta celebración para acabar negando la posibilidad de que algunos de sus compatriotas quieran dejar de serlo y puedan caer en la tentación de imaginarse situaciones similares. Hay quien dijo que Catalunya será aquello que los catalanes quieran pero todo parece indicar que nuestra tierna democracia no está preparada para efectuar determinadas preguntas y sobre todo para dar opción coherente a sus respuestas.
Y mientras tanto la clase política catalana se mueve en un mar de dudas sin saber dar respuesta incluso a movimientos ciudadanos al margen de los propios políticos que de forma espontánea los adelantan indistintamente tanto por la izquierda como por la derecha. Incluso aquellos que se declaran abiertamente independentistas parece como si se bloquearan justo en el momento en el que quizás sus tesis parezcan tener un mayor apoyo social. Debe ser que quizás vean peligrar sus apoltronados despachos oficiales como que quizás están demasiado distraídos en sus propias trifulcas internas. Es más, incluso me atrevo a decir que parece como si ciertas manos negras crearan esas divisiones internas con el fin de debilitar la ideología con aquella máxima de que "divide y vencerás" y que incluso promueve la creación o mejor dicho la aparición de gurús mediáticos con la intención de convertirse en líderes mesiánicos con incontinencia verbal que los convierte en infumables personajes que gracias a presidir clubes futbolísticos alimentan su soberbia hasta puntos insoportables. Luego están los que se llenan la boca con el vocablo "Catalunya". Estos, hoy por hoy, sólo están preocupados en gestionar su propia sensación de desamparo tras perder el poder que 23 años ostentaron y obsesionados en recuperarlo lo antes posible para volver a disfrutar lo antes posible la calidad de vida que ese poder les confiere (hace mucho frío en la oposición). Incluso son capaces de inventarse "la casa gran del catalanisme" que pretende aglutinar a todo aquel que se sienta catalán sin aclarar qué hacer una vez nos encontremos todos juntos. Y por último los socialistas catalanes que se debaten entre un pseudo nacionalismo catalán y un pseudo nacionalismo español y que interiormente no acaban de dilucidar ellos mismos la eterna pregunta de qué sería el PSC sin el PSOE o que sería el PSOE sin el PSC en Catalunya. Pregunta que por cierto llevamos tantos años como de democracia formulando. Así que mientras siga instaurada esta especie de intriga seguirá la dependencia con el primo hermano nacional y seguiremos mareando la perdiz sin obtener una respuesta coherente.
Y aquí llega el reconocimiento personal. Sinceramente me siento más representado por el gran pasmado Sr. Montilla que por el autocomplaciente y poco de fiar Sr. ZP a los que reconozco abiertamente haber votado y que por lo cual me siento totalmente legitimado a la hora de juzgar (¿será también esto un sentimiento nacionalista?). Ellos representan a un sector de la sociedad que se jacta de sentirse ciudadanos del mundo y declaradamente no nacionalistas, pero... ¿no nacionalistas de qué?, ¿no nacionalistas españoles?, ¿no nacionalistas catalanes? De alguna manera intentan hacernos creer que el nacionalismo es rancio y excluyente, algo antiguo y demodé pero a la hora la verdad, y sobre todo en el caso del socialismo español actúan como contundentes españolistas en defensa de una integridad de pensamiento que se acerca a los postulados más Populares (con los que no les cuesta pactar ninguna cuestión que ataque nacionalismos periféricos) y que discrimina, sanciona y pone en cuestión incluso la realidad social tanto histórica como moderna del país. De ahí que más de una vez he acabado por preguntarme, e incluso en voz alta, si uno no puede sentirse progresista, y porque no socialista, aun teniendo un sentimiento catalanista fuertemente arraigado y sobre todo después de ver a otros diciendo que son progresistas e incluso socialistas con un sentimiento fuertemente españolista. Debe ser una cuestión de sentirse en posesión de la verdad absoluta por parte de unos y de la duda que nos genera tanta contundencia a otros. Porque al final parece que todo se resume en eso, en intentar implantar una especie de pensamiento único más o menos aceptado en la mayor parte del territorio y que pretende, a base de repetirlo una y otra vez, que los catalanes, y otros, acaben por aceptar lo que ellos entienden a su manera como el impuesto sentimiento común y que incluso abandonemos nuestras peculiaridades más básicas. Más o menos sería como aquello de la táctica del mentiroso que a base de repetir constantemente la mentira ésta se acabe aceptando como verdad.
No me siento avergonzado por reconocer mi nacionalismo. Lo fui de adolescente, incluso algo extremo. Luego, durante los 12 años de gobierno socialista de Felipe González casi me olvidé de serlo, pero ahora con la que cae agradezco que entre todos me recuerden el orgullo de ser catalán y de la necesidad de que algún día podamos autodeterminarnos.
Foto: Cims de Catalunya (Editorial Alpina)

15 de novembre 2009

Amotos

Mañana de domingo. Hoy al despertarme me he sentido un tanto huérfano. Quería ser fiel al horario pero la pereza se ha apoyado en un... ¿para qué?
Es verdad, hoy no hace falta madrugar para encender el televisor y prepararse para disfrutar de un domingo con motociclismo en la tele. Tampoco hay Fórmula 1, que aunque no levanta tantas pasiones entretiene el fin de semana que queda entre dos carreras de Moto GP y las otras dos categorías. La semana pasada en Valencia acabó el mundial como a muchos nos gustaría que hubiese empezado y que así hubiese seguido durante todos los fines de semana, así que este buen final de Dani es un guiño de esperanza para el año que viene. Lleva cuatro años en la categoría y todavía no hemos asistido al duelo postergado. Claramente no es su estilo pelearse en cada curva pero sería bueno que aunque sólo fuera por un día lo viéramos y sobre todo que nadie acabara por los suelos.
Da un poco de vértigo pensar que quedan más de cuatro meses para que todo vuelva a arrancar aunque cada año es la misma historia. Ellos también tienen derecho a unas aburridas Navidades en que la televisión sólo nos dará reposiciones de vetustas películas, incluyendo por supuesto, el Cuento de Navidad.
Bien, sólo queda esperar hasta el mes de abril.
Foto: La Vanguardia

08 de novembre 2009

¡Dios mío!


Según información llegada a esta redacción el Vaticano está redactando una encíclica en la que se ordenará la fulminante excomunión a todo actor o actriz del cine pornográfico o erótico que en el momento de alcanzar el orgasmo, ya sea fingido o real, invoque su placer nombrando al creador con la consabida fórmula de "Déu meu", "Dios mío", "My God", etc., etc., incluyendo la frase en todos los idiomas habidos y por haber. La Curia considera que en estas escenas se vulnera sistemáticamente el mandamiento de que "no utilizarás el nombre de Dios en vano". Para el control de esta encíclica se pretende formar una Comisión de expertos formada por clérigos con antecedentes en pedofilia, pederastia y efebofilia que deberán visualizar toda la filmografía disponible del género y así poder identificar a los infractores del mandamiento. El Vaticano pretende así calmar, al mismo tiempo, los impulsos sexuales irrefrenables de los escogidos para formar la comisión y dejar, en la medida de lo posible, en paz a miles de inocentes.
Por otra parte la SGAE, enterada de la iniciativa, y como siempre velando activamente por la propiedad intelectual ha hecho público un ofrecimiento de colaboración con la Curia al considerar que se vulneran derechos de autor cada vez que se pronuncia la palabra "Dios" al aparecer está en libros antiguos y de reconocida autoría. Es así que dicha entidad demandará a cada una de las productoras cinematográficas que empleen en sus diálogos tal expresión aunque, por el momento, no tiene claro a dónde irán a parar las recaudaciones que se obtengan sobre dichas demandas.

Posdata: cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.