29 de maig 2007

No hay manera de botarlos


Poco a poco lo están consiguiendo y cada vez más la gente "pasa" de ejercer un derecho importantísimo, quizás el más grande, el del voto. Al final serán ellos los que nos echarán a todos del juego democrático en lugar de poder ser nosotros los que podamos echarlos a ellos.
El tema empieza a ser escandaloso y no puedo dejar de preguntarme dónde puede estar el límite de la situación. Está visto que nada cambiará porque aunque sólo fuera a votar un 1% de la población (o sea, los mismos que se presentan) todo seguiría igual, todos los sillones y todas las poltronas estarían ocupadas al margen de que el pueblo del que provienen y el que les genera su razón de ser insistamos, ya sea mediante el voto en blanco o mediante la abstención, en indicarles que no son de nuestro agrado sus actuaciones. Lo curioso es ver como pese a los continuos varapalos que podamos infringirles ellos, ocasión tras ocasión, leen los resultados siempre de forma positiva, esgrimiendo una amplia sonrisa pese a ver como el pueblo al que intentan representar con su propio decreto les da cada vez más la espalda.
Al margen de lo anterior lo que más frustración me produce es ver como las urnas legitiman casos de corrupción y a sus autores, a mentiras y a sus mentirosos, algo que da alas a una determinada clase política a seguir con sus disfunciones con el beneplácito de un pueblo cada vez más atolondrado, cada vez más voluntariamente ignorante y que incluso certifica con esto la ausencia casi total de espíritu crítico.
Nuevamente es una cuestión de fe pensar que no todos son iguales, que alguno habrá bueno en todo esta innumerable nómina de políticos, de no ser así no puedo imaginarme hasta donde podemos llegar.

Foto: La Vanguardia (al derecho, claro está)

21 de maig 2007

El estado de las cosas

Ya queda poco para que finalice esta campaña electoral. Sinceramente da la sensación de que llevamos tres años en continua lucha electoral. La oposición sigue sin digerir su inesperada derrota y sin abandonar en ningún momento la mentira sistemática nos ha llevado hasta una catarsis en donde los nervios y la deslegitimación de nuestros políticos está alcanzando unos síntomas preocupantes. Todo se contagia, incluso el desastre, incluso el desastroso caos y la desidia. Sólo ha sido necesario ver el último debate electoral de los candidatos a la alcaldía de Barcelona. Exceptuando uno el resto no son caras nuevas pero escuchándolos..., más de lo mismo y parece que no hayan pasado cuatro años desde las últimas elecciones municipales. Todos más o menos siguen iguales, de aspecto, como también sus discursos repletos de reproches al contrario y poca cosa más. Parece que cuatro años no hayan servido para nada exceptuando alguna que otra acera renovada. Mientras, los caos circulatorios siguen siendo los mismos, el transporte público y en especial cercanías funciona igual o peor que antes, la manía recaudatoria de los municipios sigue siendo la misma, la policía local sigue brillando por su inoperancia y falta de prestigio y las políticas sociales son ininteligibles palabras y reglamentos escritos. La catarsis no hace otra cosa que incrementar la distancia entre el pueblo, soberano, y sus representantes cada vez representan menos lo que deben representar. Una vez más la máxima de que "la abstención es directamente proporcional a la toma de conciencia y a la inteligencia del votante" tiene que ser repetida pero aún así los hay que preferimos renunciar a la ignorancia política pero el desespero nos invade ya que nada cambia, todo sigue igual, y como de ellos depende tanto la catarsis como la vigencia y la continuidad del sistema no entra de ninguna forma en sus agendas la posibilidad de modificar el sistema, el electoral, claro está.
Yo propongo que se articule un sistema, en una futura modificación de la ley electoral, en el que se dejen tantos escaños vacíos igual al porcentaje representativo de la abstención. Ello representaría un auténtico y justo cambio en cuanto a las mayorías y posibilidades de pactos y obligaría a la clase política a rendir de forma verdadera cuentas de sus resultados a aquellos a los que pretenden representar. De no ser así últimamente da la sensación de que todo seguirá igual, todo seguirá igual de mal para los de siempre aunque una y otra vez no se cansen de repetirnos de lo bien que va el país, pero..., debe ser para los de siempre.
Qué mal está todo.

Foto: La Vanguardia

16 de maig 2007

Dilema

Sí, menudo dilema. Llevo años pensando intentando buscar la diferencia clara entre los comportamientos de una persona que podría calificarse como mala, en el sentido más amplio y llano de la palabra, y los de aquellos que podríamos entender como enfermos. Llevemos el interrogante a un extremo pensando que el resultado final en ambos casos pudiera ser la muerte de alguien ocasionada por ese comportamiento. Con todos aquellos a quien he realizado una y otra vez esta pregunta hemos consensuado una respuesta que aunque sin ser científica ha sido en la que mejor nos hemos encontrado. La diferencia consistiría en que el enfermo no es consciente del daño que realiza ni tampoco de a quien se lo realiza, todo lo contrario de la persona que guiada por su intrínseca maldad selecciona una víctima objeto de su propia maldad y que incluso de forma consciente puede articular una estrategia o un plan para aplicar un severo castigo a su objetivo. La línea es muy sutil tanto que dudo que incluso la propia psiquiatría sea capaz de tener un marcador infalible para poder establecer esa diferencia. De hecho lo vemos en algunas películas más o menos acordes con la realidad en las que algunas veces el criminal se libera de una pena mayor alegando enajenación mental transitoria para justificar determinadas barbaridades. Otros dicen que a diario paseando por la calle nos cruzamos con un buen número de personas que en determinado momento podrán manifestarse como asesinos en potencia pero que simplemente no han tropezado con una razón que les empuje a ello. Así que la pregunta sigue rondando los exteriores de nuestra mente: ¿son enfermos o son malos?
Pero, en fin, he tomado un ejemplo extremo para intentar adornar el dilema aunque bajando de nivel sigo preguntándome las mismas cosas: ¿Está enfermo o es malo aquel que obcecado por su ira intenta infringirme sin pausa el mayor mal posible de la forma más cruel como lo puede ser su intento continuado de apartarme de la vida de mis hijos?, ¿realmente existe ese simple paso entre el amor y el odio?, ¿y el que odia compulsivamente es malo o está enfermo?
La cuestión es que sin poder contestar estas preguntas puede ser que en cualquier momento de nuestra vida nos veamos atacados por los desmanes de enfermos o malos y quiero reconocer desde aquí que el mérito de muchos es resistir estas acometidas sin caer en una presumible enfermedad o responder aplicando el mismo daño que nos provocan.

10 de maig 2007

Los putos amos

No, no señores, éste no es un título de una canción de rap, es simplemente la constatación de un hecho más que evidente. ¿Por qué ?, ostras, con esta pregunta me parezco a la Nuria Terribas empezando su informativo nocturno pero como que también los medios de comunicación se dedican a lo políticamente correcto quizás ella no tuviera contestación del porqué del título de este apunte. La cuestión es que siete meses después de las pertinentes elecciones y de que los votantes socialistas tuviéramos que comernos con patatas a un candidato aburrido y lineal reaparece de las profundidades nuestro amado Pascual con sus maragalladas que casi no nos ha dado tiempo de olvidar. Aparece diciendo aquello que cualquier persona por poco que se hubiera esforzado en observar ya sabía; que ZP presuntamente puede llegar a resultar más falso que un duro sevillano y que su larga sombra se expande incluso hasta nuestras latitudes. De todo, quizás, lo que más duele es la evidencia de que los socialistas catalanes no somos tan independientes y autónomos como muchos no se cansan en repetir y que la supeditación a la casa madre española lo es de una forma para muchos molesta. Sigo preguntándome si uno puede ser socialista y a la vez nacionalista e incluso separatista y pese a que no paran de insinuarnos que ambas cosas son incompatibles y sobre todo que el progresismo es enemigo del nacionalismo más acérrimo mis dudas no paran de aumentar al ver que el deseo de las Españas es ver a Catalunya a poder ser sin catalanes, quiero decir, poblada de ciudadanos que ante todo se sientan españoles con todo lo que ello conlleva. Pero la evidencia es tenaz, tanto que cada vez más nos cuesta identificarnos con el resto de los españoles que tanto parecen odiarnos simplemente por el hecho de ser diferentes. Porque al final uno tiene que claudicar y entender que realmente lo somos aunque sólo sea por cuestiones ínfimas de matices de como pensamos, de como trabajamos y del idioma que hablamos. Así que no queda otro remedio que autoreinvindicarse y declararme socialista, progresista, catalanista, y a un paso del independentismo, porque todo es conjugable y los conceptos nada tienen que ver con las disciplinas de partidos que al final dependen sólo de una cabeza pensante más o menos capaz.
A Pascual sólo reprocharle que la mentira no está ni siquiera justificada en política, ni las grandes mentiras ni las pequeñas mentiras porque lo quiera él o no nos mintió, nos mintió al negar la evidencia de que estaba siendo vendido por los suyos, de que sigue vendido por los suyos a la vez que él nos vende a nosotros con su mentira. Es escandaloso ver como aquellos que tanto lo adoraban ahora reniegan incluso de nombrarlo en público hasta el punto de molestarse por el hecho de que un programa televisivo de humor se alimente de estas mismas circunstancias. Y es que la clase política está tan distante de nosotros que se sienten y actúan como esa expresión que tanto utilizan los cantantes de rap.

03 de maig 2007

Por los suelos

Este fin de semana arranca el Gran Premio de China. Sí, ese fabuloso país en el que se pisotean sistemáticamente los más elementales Derechos Humanos. Después del último Gran Premio de Turquía uno empieza a tomar conciencia de que los años no pasan en balde. Lo digo porque el corazón te da un vuelco al ver a Dani caer antes de finalizar la primera vuelta y entonces tomas conciencia de que aquél podría ser tu hijo por lo que sufres, en primer lugar por su integridad física y en segundo lugar por ver su trabajo y el de otra mucha gente tirado por la borda por un mal gesto. Si además le añades que el error no sería del todo achacable a él todavía se sulfura uno más. En fin, que se le va a hacer, ahora sólo queda levantarse, sacudirse el polvo y hacerlo mucho mejor el domingo que viene y sobre todo salir lo más adelante posible y mirar a los lados intentando evitar que cualquier descerebrado pueda tirarte al suelo.
Por cierto, lo mejor del Gran Premio de Turquía fue el adelantamiento de Toni Elías al maleducado de Valentino, que para más inri protestó de una acción a la cual él ha sometido a todo un sinfín de compañeros suyos de profesión. No es el momento de ensalzar la figura de Toni al cual no le presto mucha simpatía por determinados gestos que en el pasado le dedicó a Dani pero hay que reconocerle el mérito de haberle aplicado al prepotente de Rossi la misma medicina con la que él castiga al prójimo, pero bien pensado uno llega a la conclusión que con casi toda seguridad no habría habido personaje mejor para hacerle lo que le hizo, así que por esta vez... ¡bravo Toni!


Fotografía:LaVanguardia