03 d’agost 2009

Sentido común

Debo reconocer mi obsesión por una frase compuesta por dos palabras con la que todo el mundo intenta imponer de forma sutil o no su influencia. La frase no es otra que "sentido común". Ignoro si existe un compendio que recoja toda esta larga lista de sentencias que llevamos usando la civilización siglos y siglos. Una vez más recurro a esta pseudo enciclopedia universal en la que se está convirtiendo Internet, y me ratifico en lo que más o menos la mayoría entendemos en lo que se ha convertido la red de redes. Aquí cada cual dice lo que le parece y precisamente sea esa la mayor grandeza que le podemos atribuir a este invento. La libertad de opinión y la forma más fácil de expresarla (en algunos casos, como el mío, un auténtico muro de lamentaciones, por aquello de que nadie nos escucha). Tal vez pueda acabar por convertirse en el mayor peligro para muchos, para todos aquellos que buscan reiteradamente la uniformidad, incluso con represión o con prohibiciones. Y el nombrar "uniformidad" nos vuelve a llevar a la frase "sentido común". Los hay que dicen que "sentido común" es esa especie de conciencia residual que la mayoría, entre todos, de una forma explícita y no necesariamente escrita determinamos que es lo bueno y que es lo malo. Los hay, también, que dicen que esta especie de conciencia, este "sentido común" se adquiere con un compendio de experiencias personales que labran nuestras personales formas de ver las cosas o de entender la vida. Aquí es cuando toda esta teoría chocaría con la inesperada realidad. Si defendemos (los que lo defendemos) que cada uno de nosotros es un propio mundo independiente del resto parece que esto último se contradiga con el "sentido común" ya que esto último no es otra cosa que lo más parecido al "pensamiento único". Parece exagerado pero sinceramente pienso que toda la clase política que constantemente apela al "sentido común" no lo hace después de horas y horas de sesudas reflexiones filosóficas, sino que lo hace pensando única y exclusivamente en su propio ideario que, a la vez, tampoco tiene que ser necesariamente el mayoritario de la sociedad. Y es precisamente sobre eso en donde otros basan su argumentario para definir lo que, según ellos, deberíamos entender como "sentido común". Así pues parece que cada pensamiento o cada ideología pudiera construirse o tener su propio "sentido común”, y puestos a divagar podríamos algunos pensar que cada uno de nosotros tendría nuestro propio "sentido común" por lo que dejaría de ser "común" para limitarse a ser nuestro propio "sentido". Como también he leído en la red podría ser que el sentido común no sería tan común como pueda parecer.
También me inclino a pensar que muchas veces podemos llegar a abrazar un generalizado "sentido común" por nuestra propia carencia de espíritu crítico, al ser incapaces de llegar a nuestra propia conclusión aunque sólo sea por no disponer de suficientes elementos de juicio, que aunque pueda sonar mal no es siempre tan malo como pueda parecer ya que sólo se trata de reconocer nuestras propias limitaciones de determinados conocimientos , y por ello nos dejamos llevar o hacemos nuestros los idearios de aquellos que pensamos, o bien que sí están preparados para llegar a determinadas conclusiones o que su grupo de influencia nos es más o menos agradable dependiendo de aquella primera o segunda impresión que nos ofrezcan. Alguien podría entender esto como liderazgo (odio la palabra y todas sus derivadas), ya sea unipersonal o grupal, pero creo poder decir que a todos nos ha pasado alguna vez dejarnos llevar por el grupo o por alguien en concreto a quien dispensábamos fe ciega. Luego existe también aquella ciencia llamada psicología, para mí no muy exacta, que pretende mantenernos dentro del espacio que delimitan dos líneas paralelas. Su metodología consiste en determinar quién está fuera de esos límites que no sé quién demonios ha determinado como "normales". Tengo una especial obsesión por esta clase de gurús de nuestras mentes que tanto daño pueden ocasionarnos si nos abandonamos, por la circunstancia que sea, en sus brazos. Su metodología consiste en censurarnos sin despeinarse incluso aquello que sus ¿manuales? (¿los hay?) determinan que está fuera del sistema. Me pregunto a menudo por la integridad mental, e incluso por su propia ideología, y porque no, las propias miserias de cada uno de estos profesionales que aplicarán en sus recetas su peculiar "sentido común" , intentando vender su "producto" que a lo mejor nada tiene que ver con el nuestro. Es como una especie de rectificado general que pretende mantenernos a todos en la misma línea, incluso, se permiten el privilegio de reprimirnos con terapias si salimos de sus baremos. Todo esto huele igual que a régimen fascista o totalitario, al que le encanta tener al personal uniformado tanto en prendas como en pensamiento.
Vuelvo a la frase de Gandhi en la que dice que "en cuestión de conciencia las mayorías no cuentan" y es que tal vez, tengo fundadas sospechas, que cada una de nuestras conciencias nada tiene que ver con lo que algunos creen que es el "sentido común".