
Para una afición acostumbrada al sufrimiento y a la desesperanza eterna casi nos tenemos que pellizcar, semana a semana, para comprobar que no estamos soñando aunque realmente estemos contemplando un sueño.
Es tanto así que, incluso, nos conformaríamos con un solo título. Como diría un buen amigo "somos pobres hasta para pedir".
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada