31 de gener 2009

Razones, ética y estética.

La verdad es que no puedo con el personaje. No me canso de decir y recordar que el personaje, junto a otro Joan, ahora reciclado en Convergente y patético iluminado que se cree baladí de una supuesta misión divina en pro del catalanismo, fueron los únicos casos habidos en Catalunya de transfuguismo político. Sí, habría que considerar tránsfuga aquel que habiéndose presentado en las listas electorales de un partido X y consiguiendo representación a costa de ese partido, opta, a media legislatura, por abandonar el partido a través del cual había sido elegido o elegida y funda otro partido sin abandonar ni el escaño, ni los cargos que aquellos votos le habían concedido. Pero el votante, el pueblo, pese al pensamiento de muchos que intentan representarnos, pone generalmente las cosas en su sitio y cuando esta "señora" de la política y ahora erigida en periodista intentó revalidar su fama popular a través del sufragio del pueblo fue contundentemente rechazada, es decir, no salió elegida, o dicho de otra manera, le dijimos que no queríamos que nos representara más.
Tal vez para algunos fuera un suspiro, como aquél que efectuamos cuando nos quedamos relajados y descansados después de que determinadas películas de terror muestren su último fotograma con la palabra FIN. No fue éste el caso ya que por no sé cual extraña razón no tardó mucho en aparecer en cualquier medio de comunicación, el que fuera, como tertuliana y, supongo, debidamente correspondida económicamente. Otra cosa que me molesta sumamente es que toda esta recua de contertulios acaban por opinar de cualquier cosa y lo hacen de una forma absolutamente desmedida, sin ser realmente especialistas en la mayoría de las materias sobre las que vierten sus opiniones y creando inevitablemente peligrosas corrientes de opinión. El peligro no consiste en que opinen, cualquiera puede tener ese derecho, el peligro es que de la misma manera que a algunos nos siga alimentando la animadversión por sus gestos del pasado (lo siento, no soy católico y no lo perdono todo por sistema), ensalcen sus opiniones actuales y las conviertan en dogma, pero reconozco que es algo inevitable y hasta cierto punto insalubre que no fuera así, por aquello de la opción de poder elegir entre el asco y el gusto de oírlas.

Foto: captura de pantalla de TV3

Hemos intercambiado el orden y quizás con las líneas anteriores hayamos abordado la ética aunque de alguna forma todo parece estar unido. Ahora nos centraremos en las razones y en el caso de esta señora existen dos y poderosas, aunque más que poderosas podríamos decir que descomunales. He oído por ahí que "sin tetas no hay paraíso" pero no acabo de entender como alguien que luce toda clase de condecoraciones feministas y que cuestiona constantemente el comportamiento del hombre, como género masculino, tenga que hacer ostentación de tanta "razón" y es que el escote de esta tal Pilar parece no tener límite y no sólo por su generosidad sino por la excesiva frecuencia de exhibición a la que nos tiene acostumbrados. Quizás es que no pueda abandonar el deseo de dejar a cualquier hombre en evidencia y provocar que la vista de nosotros, pobres y débiles degenerados y obsesivos de lo sexual, caigamos rendidos ante tanto volumen y "encanto". Será por aquello de que "tiran mas dos tetas que dos carretas", afirmación muy feminista, sí señor. Y es ahora, cuando entramos en lo meramente estético, que me pregunto constantemente qué pasaría si alguien del género masculino activara la moda de enseñar en público parte de su miembro sexual a modo de escote femenino (adjunto imagen como muestra).


Seguramente, casi con toda seguridad, no sería invitado, de ninguna de las maneras, en tan ilustres tertulias radiofónicas y televisivas y aquél sería automáticamente catalogado como irreverente o básicamente antiestético, y claro lo masculino ahora ya no se lleva, o no es políticamente correcto, al contrario del feminismo más recalcitrante que parece ostentar una auténtica patente de corso que le permite a toda aquella que se erige como tal a poner en cuestión incluso la propia existencia del macho.
En fin, todo son tópicos. Sea como sea lo que parece evidente e irrenunciable es que este fenómeno de incontinencia verbal siga apareciendo a diario y en cualquier medio que se le proponga diciendo auténticas tonterías y nosotros rezando para que de vez en cuando alguna oportuna afonía nos prive de ver al personaje morcillón.
Jode un poco que entre todos la estemos subvencionando, pero quién soy yo, pobre mortal, para criticarla.
Antes de que se me olvide, me gusta como al que más ver tetas y culos (para y de mayores de 18 años), pero ya sé dónde admirarlos.