
Estamos hablando de un tipo desenfrenado, con tintes dictatoriales que gesticula de forma parecida a Mussolini intentando sacar pecho y esconder barriga, con un discurso limitado y pobre (que no me los embauquen...).
Parecía que el personaje, en sus primeros tiempos, se salía de la media en cuanto a sus colegas de cargo en otros clubes de este país que se mantienen emperrados en demostrar cuál de ellos traspasa primero la línea de la idiotez, pero con el tiempo ha ido perdiendo compañeros de viaje y demostrando su verdadera personalidad. Incluso se llegó a insinuar que tal vez podría ser algún día candidato a la presidencia del gobierno de Catalunya. ¡Menuda salvajada!, si esto fuera así habrá que desarrollar una ley para poder apostatar del hecho de ser catalán.
En fin, Jan, vete ya y no vuelvas nunca más, para nada, por favor.
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