30 d’agost 2007

Ley de la Dependencia. Capítulo III

240 días de la entrada en vigor de la ley. Se acabaron las vacaciones y después de un verano lleno de disfunciones parece que la clase política se apresura a mostrar sus escasos activos. Entre ellos la tan sobada ley de la dependencia. Este lunes la clase política se ha apresurado a anunciar con bombo y platillo que "en esta semana" se recibirán las resoluciones de todos aquellos que solicitamos valoraciones de nuestra situación para podernos acoger a las prestaciones de esta ley. Supongo que querrían decir que "a partir de esta semana" y hasta "no se sabe cuando" por lo que se delimita el inicio pero en ningún caso el plazo final. Eso sí, con autosuficiencia se atreven a asegurar que en ningún caso se agotarán los tres meses de plazo máximo que contempla la ley. Y yo me pregunto... ¿pero de qué carajo hablan si ya hace nueve meses que la ley está en vigor?
Bueno, ya os contaré si la resolución llega esta semana u otra. Ahora parece que una vez recibamos esta resolución debemos ponernos en contacto con el Asistente Social de nuestra localidad que teóricamente dibujara un catálogo de prestaciones adecuadas para cada uno de nosotros. Sigo pensando que quizás lo mejor hubiese sido que desde un buen principio nos hubieran preguntado cuáles eran nuestras necesidades, pero bueno, como somos tristes mortales y deliberadamente catalogados como ignorantes necesitamos que un desconocido nos haga un milagrito por aquí y un milagrito por allí. Sobre esto vuelvo a formular otra pregunta... ¿qué demonios han hecho hasta el día de hoy todo el inacabable pelotón de Asistentes Sociales de las diferentes entidades públicas que cuentan con algunos de estos profesionales? Por ejemplo, pasemos a enumerarlos: el asistente social de nuestro correspondiente centro de atención primaria; el asistente social de nuestro correspondiente de centro de atención al discapacitado; el asistente social de nuestra alcaldía municipal de barrio (si vivimos en una gran ciudad); el asistente social de nuestras administraciones autonómicas respectivas (suponiendo que lo haya).
Algún día contaré mi historia personal de los contactos mantenidos con cada uno de ellos pero lo curioso de todo es que llevando más de 10 años conviviendo con una situación de flagrante discapacidad siempre fui el que tuve que contactar con ellos y no al revés, algo que ya por sí solo resulta curioso, pues quien luce las dificultades es el que esto escribe.
Como dice nuestro presidente no tenemos que abandonarnos en el pesimismo, ya estarán ellos para devolvernos a la realidad.
Seguiremos informando.