
Y luego entraríamos en el debate de su pertinente reciclaje. Insisto, al margen de aquel que hemos pasado de forma precisa por nuestro trasero canalillo (lo siento, pero este tengo claro en donde tengo que tirarlo) ... ¿en qué cubo tiramos los restos de papel? Y es que el reciclaje es el tema de moda, sólo deciros que aquí en casa tenemos hasta cinco cubos diferentes de basura con la intención de hacer caso omiso a los sabios del reciclaje. Uno para el cristal, otro para los envases, otro para el papel, otro para los residuos orgánicos y otro para la basura no reciclable, o sea, el cubo de basura de siempre. Lo siento por la ex-ministra de la vivienda que promovía pisos de 30 m². No hace falta ser muy inteligente para darse cuenta que en 30 m² no podemos convivir una pareja y cinco cubos de basura.
Aquí en Cataluña lo tenemos todo más verde y que conste que nombrar este color no es algo gratuito. Por un lado tenemos que el Consejero de medioambiente y vivienda es de la formación política que engloba a la izquierda más teóricamente de izquierdas y a los autoproclamados verdes así que sin subir la temperatura de sus aires acondicionados nos dictan toda una normativa implacable con el ánimo de mitigar el temido cambio climático. Pero ahí no acaba la paradoja ya que en caso de no cumplir estas máximas el otro Iniciativo del gobierno, que resulta ser el responsable de interior y por lo tanto mando supremo de la policía autonómica, nos enviara sus ordas policiales para castigarnos. Es curioso, lo digo porque la señora del Consejero en su día se proclamó antisistema así que no acabo de entender cómo se puede ser antisistema y a la vez viajar en coche oficial, pero bueno..., ¿qué podemos entender nosotros, tristes mortales?
Solo queda rememorar parte de la letra de una antigua canción para poder decir aquello que "no hay alegría mayor" que ser multados o apalizados por nuestra magnífica policía autonómica, ah..., y eso sí, en catalán en el mejor de los casos.
Bueno..., y yo que quería hacer una oda al papel higiénico. Otra vez he vuelto a cagarla. Menos mal que siempre podré limpiarlo con este fabuloso invento que es EL PAPEL HIGIÉNICO.