20 d’abril 2008

Sentido común

Llevo días dándole vueltas a esto del sentido común. Será por aquello que la pasada campaña electoral el candidato del PP invocaba al mismo para que eligiéramos su opción y precisamente el mío, mi sentido común, fue el que me gritaba a voces no hacer precisamente eso. Y es, en concreto, esa definición "mi sentido común" donde entra el debate y con estas preguntas: ¿sentido tiene que ver algo con sentimiento?, ¿común a quién o con quién?, ¿existe un solo y único sentido común?
Hay cosas que me llevan a la sospecha de que no son valores únicos o absolutos sino que cada cual articula el suyo y que en alguna de sus periferias puede coincidir con las de otros como si se tratara de la teoría de los conjuntos de las lecciones de matemáticas de nuestra enseñanza primaria. Podríamos así determinar que aquellas áreas comunes serían lo más parecido a este figurado "sentido común". Hablo del sentido común pero también podríamos llegar a afirmar que cada uno de nosotros tiene su ética, su lógica, sus propias reglas de urbanidad, su consideración de lo bueno y de lo malo, su verdad y así tantas y tantas cosas que muchos atribuyen a las suyas como reglas absolutas y que muchos otros intentan inculcarlas con métodos más o menos legítimos. Incluso esta última afirmación podría ser variable ya que dependerá de la opción de cada cual en considerar que esos métodos sean más o menos legítimos. Está claro pues que generalmente cualquier tipo de asociación del tipo que sea (religiosa, política, etc.) crea un ideario consensuado por una impositiva mayoría que intentará blindarlo hasta el final de los tiempos. Como ejemplo tenemos a nuestra intocable Constitución que después de 30 años nadie se atreve a modificar ni una sola coma. Cada una de esas asociaciones o colectivos incluso tenderá a elegir como portavoces o cabezas visibles auténticos talibanes de su propio ideario y que además arremeterán contra aquellos que intenten, incluso con el propio juego democrático, variar cualquiera de sus argumentos. Así que nos presentamos ante el mundo unos cuantos que de ninguna de las maneras encajamos en ningún tipo de estas sociedades ya que siempre encontramos un punto divergente aunque sea mínimo y que realmente nos molesta y cuesta aceptar. Por eso ni pagamos cuotas de partido, ni vamos cada domingo a misa y nos pasamos el día haciendo zapping televisivo por la molestia que nos causa el pensamiento único. ¿Pensamiento único?, ¿sentido común?, ¿el tuyo o el mío?
Volvemos de nuevo al punto de partida.